Mis historias


El Maléfico Tenedor

Imagínese unos espaguetis sin tenedor... complicado cierto? Alguna vez se ha preguntado de donde salió o quien lo inventó? Es cierto que no es precisamente el instrumento mas extraordinario o asombroso y que sepamos o no utilizarlo correctamente es otra cosa pero necesario si es.

Por que el tenedor y no la cuchara o el cuchillo? Bueno, pues no siendo menos importantes y considerándolos como el Adán y Eva de la mesa, ya que su origen es tan primitivo como el de la humanidad, la historia del tenedor, un poco mas reciente, esta salpicada de numerosas calumnias, intrigas, condenas, inmoralidad y hasta sangre. Del tenedor se puede decir, que vivía en boca de todos y no precisamente a la hora de comer, pues tras sus apariciones ocurrían las conductas más inapropiadas, maleficios, maldiciones y muerte...los invitó pues a conocer la historia del “temible” tenedor...
Algunas referencias indican que fueron los griegos quienes primero utilizaron el tenedor, en el sigo IV, para servir comidas y ayudarse a comer,al parecer era grandes y con dos dientes, más parecidos a un trinchador.

Más adelante, entre los siglos VII y XIII, los tenedores ya eran bastante usuales entre los ricos de Medio Oriente y Bizancio, clase a la cual pertenecía la princesa Teodora Doukaina hija de Emperadores y dueña de tierras poderosas. Dicha princesa se caso en el siglo XI con el Dux Doménico Selvo hijo del Gran Duque de Venecia, (como mal casaditos ambos..no?) pero bueno, aquí como en los cuentos de hadas se fueron a su Palacio en Venecia, vivieron felices y comieron carne... con tenedor... y ese fue el problema. Hasta antes del banquete, todo marchaba bien, sobretodo para la princesa en su nuevo reino, pues fue durante uno de los banquetes que organizó su esposo, que a la muy sofisticada princesa, se le ocurrió ordenar a uno de sus criados, que cortara la carne en trozos y procedió a comerla con un tenedor (de dos dientes y elaborado en oro) más conocido como “fourchette” . Esta y otras muestras de refinadas maneras orientales, que la princesa llevó a Venecia, no fueron bien vistas por los comensales, quienes indignados no tardaron en calificarla de extravagante y escandalosa.

Me pregunto si pensaban así, por que en algunas cortes intentaron imitar el comportamiento de Teodora? ¿Será entonces que este señalamiento era más una pequeña muestra de envidia por no obtener buenos resultados? El rechazo hacía el tenedor escondía algo más, pues no todos tenían la pericia para manejar el novedoso instrumento de dientes largos y puntudos, motivo por el cual se ocasionaban heridas en la lengua, labios, garganta, manos.. en fin, para mí, sólo era cuestión de práctica, les faltó paciencia y una buena instructora, como yo!

Pero dejando la cuña a un lado, sigamos. Esto no fue todo. Poco después Teodora murió de una enfermedad degenerativa que algunos venecianos interpretaron como un castigo divino por su excesivo modo de vivir y el Cardenal San Pedro Damian, habló “de la mujer del Duque de Venecia, cuyo cuerpo, después de su excesiva delicadeza, ha acabado totalmente podrido”, Predicó, predicó y predicó, contra el maléfico tenedor, llamándolo “instrumento diabólico e inútil”. Lo de diabólico no se sabe si por la forma de tridente o por lo sanguinario que podría resultar no saber usarlo y lo de inútil por que los espaguetis y los macarrones eran difíciles de comer con él. Confieso que a mi también, como a el Cardenal me fascinan los espaguetis y los macarrones, así que es probable, que si soy yo quien esta en la mesa, con unas deliciosas pastas servidas, con hambre y con un instrumento extraño que impida llevarlas fácilmente a mi boca, termine por mandar el “inútil” instrumento al infierno! Desde ese punto de vista hay que entender al Padrecito.

Después de esto en Europa y en toda la civilización occidental por añadidura, prefirieron comer los alimentos sólidos utilizando sus manos, bajo ciertas reglas de cortesía, claro esta, sobre todo las clases sociales altas exigían pulcritud y elegancia a la hora de comer, como por ejemplo: la comida se tocaba sólo con las puntas de los tres dedos (pulgar, índice y medio), las manos no se debían llenar, ni llevar a la boca grandes pedazos, tampoco se debían tener las manos demasiado tiempo en el plato, había que limpiarlas en aguamaniles después de cada comida y jamás chuparse los dedos, por otra parte, la carne, en algunos casos ya venía cortada en pequeñas porciones y hasta el cuchillo era innecesario.

Así que a pesar de los múltiples intentos en introducir la costumbre del uso del tenedor desde principios del siglo XI en Europa, no se generalizó por causas religiosas, sociales e incluso políticas y todo esto llevó a que el tenedor en Italia fuera prácticamente condenado al exilio durante aproximadamente 300 años.

Más adelante en el siglo XIV, en España, se usaba un trinchador para sujetar la carne antes de cortarla (igual que hoy día). Pero trinchar la carne era todo un arte, parte del orgullo de los anfitriones en sus asados era ostentar frente a sus invitados su profesionalismo en ello, además los trinchadores eran especialistas en esta materia, no solo sabían de gastronomía si no que también sabían de anatomía, pues aquí demostraban sus destrezas para identificar las partes mas apetitosas de la res, cerdo, pollo …se me hace agua la boca, mejor volvamos a la historia...


Pero es en el siglo XVI que se redescubre (por así decirlo) el tenedor en la mesa Italiana, gracias al interés social en la higiene. Y por medio de otra boda real se traslada de un país a otro, en este caso Caterina de Médici y el rey de Francia Enrique II. Es entonces nuevamente una mujer quien toma la iniciativa de guardar el tenedor en su maleta (muestra de que las mujeres no llevamos cosas inútiles) para imponerlo en tierras no muy lejanas y de esta forma el tenedor llega de Italia a Francia, es ella quien introduce además la costumbre de que cada invitado llegue a la cena con sus propios cubiertos, tenedor y cuchara en una caja llamada “cadena”.

Pero aquí como en Italia, los franceses también tardaron en aceptar el tenedor por el mismo motivo, no lo sabían usar y como dato curioso Caterina, de muy refinadas costumbres, lo usaba hasta para rascarse la espalda, otras damas los usaban para limpiarse los dientes (recursivas no?). Hubo otros intentos para implementar el tenedor en Francia, en uno de ellos el rey Carlos V ,conoce el tenedor en Venecia y lo lleva nuevamente a Francia, pero las calumnias hacia el infortunado tenedor no cesaban, ahora pasaba de ser diabólico a “afeminado” y de inútil a “inmoral”, todo por que el Rey y sus inseparables amigos tenían fama de homosexuales...en otras palabras, lo juzgaron por eso de "dime con quien andas..."

En el siglo XVII el tenedor comenzó a usarse en la corte española por medio de Felipe III y su hombre de confianza el Duque de Lerma. Hasta que por fin en toda Europa se generaliza su uso a finales del siglo XVIII y principios del XIX.

Ahora vámonos para Inglaterra, donde un viajero y escritor ingles llamado Thomas Coryat, conoce este nuevo utensilio en uno de sus viajes a Italia y en algunos de sus diarios hace referencia a el de esta forma: “Los italianos se sirven siempre de un pequeño instrumento para comer y para tocar la carne. La persona que en Italia toca la carne con los dedos ofende las reglas de la buena educación y es criticada y mirada con sospecha”. Este intento le costó que también lo tildaran de afeminado, vanidoso y que sus amigos se burlaran de él, apodándolo “Furcifer” que surge de la combinación de Fourchette y Lucifer, como diríamos en Colombia “se la montaron”. Y aquí también, la iglesia vuelve a “meter la cucharada” contra el tenedor, proclamando que “Dios en su sabiduría ha dado al hombre tenedores naturales: sus dedos. Por tanto es un insulto a él sustituirlos por instrumentos artificiales”...bueno, aquí pasó de “instrumento diabólico” a “instrumento artificial”, esa ya es mucha diferencia. Un punto para el clero ingles!
Puede ser que esto haya influido para que a los ingleses no les llevara mucho tiempo aceptar el tenedor. Además durante el mismo siglo Carlos I de Inglaterra declaró que “era decente usar un tenedor” y a partir del siglo XIX se empezaron a fabricar en Alemania e Inglaterra y poco a poco llegó a América.

Así fue como lentamente el tenedor fue aceptado inicialmente por los ricos, pues se elaboraba sólo en oro y en materiales costosos, llegando a considerarse un sofisticado lujo entre los nobles. Fue tal la moda, que los fabricantes los vendían aún sin saber como usarlos! Pero gracias al desarrollo en técnicas de manipulación de los metales en el siglo XIX, se elaboró el tenedor de metal que llegó a la clase media y con el transcurrir del tiempo, gracias a esto hoy día podemos decir que casi todos los mortales, sin distinción de clases sociales tenemos acceso al tenedor, el cual pasó de ser un lujo a una necesidad y de inútil a exclusivo, pues es el único cubierto que según las normas de Etiqueta se debe utilizar para comer espaguetis y como dato adicional en algunos lugares en Italia, hoy día se considera una ofensa utilizar cualquier otro utensilio para comerlos, que tal? Tanta humillación, tanto prejuicio, tanto rechazo para terminar siendo el elegido!

Así termina esta historia del valiente tenedor,
quien con sus filudos dientes muchos reinos visitó
por todos fue censurado, hasta un exilio vivió
y a pesar de ser juzgado el cielo lo perdonó

Resucitó del milagro de la buena educación
y con el paso del tiempo su figura ya cambió
le inventaron nuevo diente y con tres dientes quedo
el ingenioso Davinci fue quien lo diseño

Mas tarde un panadero por necesidad del Rey
inventa un nuevo diente para espaguetis comer
y luego en Alemania lo deciden encorvar
para que la comida no se les pueda escapar.

Hoy se utiliza en la mesa para trinchar y comer
y aunque nos lo permitieran no prescindimos de el
quiera Dios y los mortales  podamos utilizar
esta valiosa herramienta que la Etiqueta nos da!

Así sea!

Publicado por: Pilar Izquierdo

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